skip to Main Content

Parejas: Enfrentando realidades

Los primeros años de la pareja son maravillosos y a la vez complejos. Maravillosos porque se empieza construir una intimidad que es novedosa y desafiante. Es la etapa de la negociación de los modos, maneras, actividades. Pero también son complejos. Muchos investigadores indican que lo que pase en los primeros años de la pareja es crucial.

Ted Houston de la Universidad de Texas, EEUU, creador de un innovador estudio y programa de parejas, considera que en esos dos años el riesgo de separación es alto por el hecho de la cantidad de cambios que tienen que enfrentar las parejas. Dejando de lado los cambios externos, que uno no puede preveer, quedan los cambios de la intimidad de la pareja misma. Si esos cambios son demasiados, si nada de lo que sucede estaba medianamente previsto, eso, a la larga, termina afectando a la pareja.

Huston descubrió que las parejas que más años duran juntas son las que tuvieron un noviazgo más largo. Y esto porque el paso de un estado al otro es mucho más natural. Este investigador está en contra de las excesivas idealizaciones, el excesivo deseo y las bodas suntuosas, ya que considera que las tres colaboran a que la realidad no sea vislumbrada como tal.
Susana Abse, del Centro Tavistock de Relaciones de Pareja de Inglaterra, advierte que no hay pareja que no llegue en algún momento a la desilusión. Un período normal de las parejas (y de los seres humanos) relacionado con el mismo paso del tiempo y referido a cosas sin solucionar, o que demoran demasiado, a puntos de vista diferentes, a acuerdos que no se logran, diferencias que se acrecientan. La manera en que las parejas resuelvan este período es quizás el paso más importante de la vida en relación.
Bien sabemos, desde la neurociencia, que la química del amor es maravillosa, pero algún momento se apacigua y es natural también que emerja otra química, la del enojo.
Pero la realidad, en vez de ser negada, debe ser aceptada y gestionada. No podemos pretender que siempre vamos a estar absolutamente enamorados, absolutamente conformes, absolutamente felices. Las curvas de la vida hablan de asensos, mesetas, caídas y nuevos ascensos, y así todo el tiempo.
Si bien no hay reglas fijas ni absolutas para los problemas humanos la recomendación, siguiendo a los investigadores de renombre mundial son: tener un buen y largo noviazgo (aunque tampoco eterno), conocer las familias de las que proviene el otro miembro, negociar acuerdos, límites, modos y por sobre todo, estar preparados para cuando llegue la desilusión natural.
Pasar del amor romántico al amor cotidiano es una tarea de mucho cuidado y no es para nada fácil. En la primera etapa, será el amor lo que sostenga el resto. En la segunda, serán las charlas constructivas y cooperativas las que le den vitalidad a la relación, todo lo contrario a quedarse en la introspección y el aislamiento, pensando en todo lo malo que nos pasa y lo mal que nos sentimos. La palabra cura y de a dos, mucho más.
También hay que valerse de la recomendación que, recientemente, hizo Harriet Lerner, en la Conferencia de Parejas 2015 organizada por la Fundación Milton Erickson y es de que las parejas deben hacer “pausas emocionales” para poder calmarse y poder hablar de lo que les preocupa, sin la química del enojo, que es tiene un poder corrosivo muy fuerte.
Según una investigación de Carstensen, Levenson y John M. Gottman las parejas que llegan a más años juntas: reducen el potencial de conflicto y aumentan el potencial de disfrute, tienen un nivel equilibrado de salud física y mental (debido a lo anterior) y las diferencias de género son mucho menos notables.
Creo que ese es el camino.

Ricardo Sarain

Back To Top